Historia 3: El Ciberbullying y la Guerra
Esta historia explora el caso de una joven que se enfrentó al ciberbullying, y cómo su problema fue trivializado al compararlo con la gravedad de las guerras internacionales...
Lucia, de dieciséis años, era una adolescente común y corriente que se encontraba en la escuela secundaria. Como muchas de su edad, vivía gran parte de su vida social en línea. Cuando comenzó a ser víctima de ciberbullying, el impacto en su vida fue devastador. Empezó a tener problemas de ansiedad, su rendimiento escolar disminuyó; su autoestima, que ya era frágil debido a su condición de adolescente, se desplomó.
El problema radicó en el momento en el que Lucia decidió compartir su experiencia con un adulto de confianza, su profesor de historia. Al narrar su dolor a su profesor, este le respondió diciendo: 'Lucia, en otros países hay niños que están siendo reclutados para luchar en guerras. Tu problema no es nada en comparación'. Aunque su intención podría haber sido poner las cosas en perspectiva, en realidad, el maestro minimizó la experiencia de Lucia y su lucha contra el ciberacoso. La crítica equiparación de los problemas de Lucia con un conflicto bélico sólo sirvió para avergonzarla y hacerla sentir menor. Ella interpretó el comentario de su profesor como una señal de que su problema no era lo suficientemente grave o real, provocándole una mayor vergüenza y aislamiento. En lugar de buscar más ayuda, Lucia se sintió humillada y eligió sufrir en silencio.
Por otro lado, al trivializar el ciberbulling de Lucia, la oportunidad de aprender y crecer a través de este problema fue ignorada. Si en lugar de comparar la situación de Lucia con una guerra, el profesor hubiera reconocido su lucha y buscado formas de confrontar el problema, se podría haber abierto un diálogo importante sobre el respeto, el empatía y la forma de tratar a los demás en la era de la tecnología digital.
La experiencia de Lucia evidencia la necesidad de no comparar los problemas de unos con otros más 'graves', sino de entender que cada enfrentamiento tiene su propia complejidad y merece ser tratado con seriedad y respeto. La trivialización, como en este caso, solo silencia a las víctimas y dificulta la búsqueda de soluciones efectivas para cada problema social.